Hay veces que todo es complicado,
que todo se te cae encima como las olas sobre las rocas, que rompen una y otra
vez, desgastándolas, metiéndose por los poros sin que nos demos cuenta, y sin
avisar un trozo se cae y lo cambia todo. Estas cosas nos pasan a todos, también
a Flavia. El lexema llor (de llorar) aparece en este primer libro unas 25
veces, sufr (de sufrimiento) 10. Pero no por llorar y por sufrir esta joven es
más débil, de hecho, si buscamos palabras de la familia de sonrisa tenemos nada
menos que 85, valiente solo 7, y de contento 15. Si Flavia, con todo lo que le
pasa, tiene motivos para ser feliz, nosotros no tenemos excusa.
Se fue corriendo
detrás de ellos. (…) no tenía más que ganas de llorar, pero había aprendido a
la fuerza que nunca debía mostrar sus sentimientos, debía sobreponerse. Se dio
media vuelta y entró a la fiesta como si nada le importase.
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