lunes, 27 de marzo de 2017

En esta historia hay momentos de acción en el que se saltan los límites por una razón que no todos piensan que es la correcta. En este fragmento que os traigo encontramos el momento en el que Flavia se intenta escapar de un acto importante y se encuentra, nada menos, que huyendo como una fugitiva. Recordemos que aquí la chica protagonista, como ya he dicho en otras ocasiones, es sujeto de acción, y no se le "caen los anillos", en esta ocasión, para escaparse saltando desde donde haga falta. Su amigo, que a la vez es solo un empleado, no duda en ayudarla en todo, aunque sabe que haciéndolo se expone a un riesgo inmenso.

—¿Qué haces? —le preguntó sorprendido.

—Salir de aquí antes de que Prabo venga.

El muchacho se acercó al árbol y subió detrás de ella. Se podía meter en un buen lío por todo eso, pero no podía dejarla ir sola. Subió por una rama paralela y se sentó en el muro, ella llegó al mismo tiempo.

(…) Puso los brazos para ayudarla, pero cuando saltó, se cayó encima de él y los dos rodaron en el suelo. Cogió el sombrero que había rodado y se lo puso antes de levantarse.

—Si no te hubieras puesto delante hubiera caído bien.

—Si no me hubiese puesto delante te hubieras caído de frente, destrozándote esa cara tan bonita.

—Y perderías la oportunidad de manosearme un poco.

—Eso también.